«Yo soy el camino y la verdad y la vida». (V Domingo de Pascua)

Esta frase del evangelio, tiene una recomendación previa: «No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí». Para no perder la paz, para no perder la esperanza, ni las ganas de seguir amando y entregando la vida; tenemos que poner a Jesucristo como centro de nuestro corazón, descubriéndolo como el que nos da la vida, que se muestra en la verdad de cada día y haciendo de él nuestro camino.

  • Camino, la vida cristiana es siempre seguir el camino y sabiendo que no vamos solos, siempre en la Iglesia, en el pueblo de Dios. Es aprender a caminar en lo sencillo de cada día.
  • Verdad, el camino auténtico, es el que se va haciendo en la verdad de Dios, la verdad de un amor que hemos recibido, en la verdad de una misericordia, en la verdad de una llamada que Dios nos hace a seguir avanzando, en la verdad de una caridad a los más necesitados, en la verdad de una esperanza que no defrauda.
  • Vida; este camino hecho en la verdad nos lleva a la Vida con mayúsculas, pero nos lleva no solamente a uno sino unidos como Iglesia. La meta contemplar al Padre y compartirlo con los demás.

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