«Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta» (XXIV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C)

El Evangelista San Lucas en su capítulo 15 nos regala 3 parábolas que nos muestran quien es Dios: La parábola de la oveja perdida, la de la moneda hallada, y la del hijo pródigo.

Cristo nos descubre el corazón de Dios… es un amor sin límites, capaz de dejar todo para ir al encuentro del que está perdido; con su paciencia que es eterna, esperará todo lo necesario. Nos enseña un amor que es capaz de disculpar realmente, su perdón es incondicional e infinitamente misericordioso.

No podemos quedarnos impasibles ante una muestra de amor tan inmenso, nos toca este Domingo crecer en nuestra relación con Dios y con nuestros semejantes. Que nuestro corazón se llene del amor de Dios y seamos capaces de buscar al que está perdido, de perdonar a aquel que nos ha fallado, en definitiva a amar realmente.

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