Hoy celebramos el tercer domingo de adviento, que se llama Domingo de la Alegría. Un buen momento para tomarnos el pulso y reflexionar como vamos viviendo este tiempo de adviento, si estamos aprovechando la oportunidad de ir preparando el pesebre de nuestro corazón. Y Juan el Bautista pregunta hoy a Jesús: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?». Sorprende la pregunta por aquel que fue el único que reconoció al Mesías, en el Jordán. Que enseño a sus discípulos al Cordero de Dios.
Duda que en algún momento también nos puede pasar a nosotros. Y es que como dice el evangelio, estaba en la cárcel. Y en la cárcel se pierde la perspectiva, surgen las dudas. Y eso trasladémoslo a nuestra vida. Cuando nuestro corazón se encarcela, le salen barrotes de egoísmo, de rencor, de cansancio, de desánimo, de tristeza, de ira, … Eso nos va encarcelando la vida y perdemos la perspectiva. Y nacen las dudas, los miedos, las desconfianzas, las inseguridades. Lo importante es que hay solución, la luz de Dios que nace, viene a romper todos esos barrotes, esas celdas que vamos poniendo. Dejemos que ilumine nuestra vida.