Hoy estamos con la familia de Betania. Marta, María y Lázaro. Y se provoca una pequeña crisis familiar, como en la de todos los hogares. El riesgo de ver esta realidad es presentar como dos opciones de vida distintas la de Marta y María.
Hay que ir hacia el equilibrio, que se consigue desde un encuentro personal con el Señor, que me lleva a amar. Hay que encontrar momentos para ponernos a los pies del Señor para llenarnos de Él y que nuestro servicio sea más auténtico. Y no enervarnos cuando no nos siguen en ese servicio.