“Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré” XIV Domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo A, 2023)

Es el momento de preguntarnos en esos momentos donde descansa mi vida. Porque el Señor nos llama a descansar en Él, porque con Él la carga del trabajo y de la vida no desaparece, pero sí es más llevadera. No existen fórmulas para desaparecer los problemas, las dificultades ni los sufrimientos. Forman parte de la existencia de todos y cada uno. Pero una cosa es sumergirse en el problema, en la dificultad y en el sufrimiento, y otra muy distinta es saber afrontarlos. Y si se superan de la mano de Cristo, mucho mejor. Cómo podemos llevarlo a cabo:

  • Con un corazón sencillo y humilde. Porque la sencillez no es complicar las situaciones o enrevesarlas, es ir con un corazón humilde y agradecido, descubriendo la presencia de Dios en nuestra vida. La sencillez de mirarlo desde Dios.
  • Y desde ahí la mansedumbre: actitud mansa y humilde, a imitación del Maestro. La mansedumbre se manifiesta en los momentos de conflicto, se puede ver por la forma en que se reacciona a una situación hostil. La mansedumbre es capaz de ganar el corazón, salvar amistades, afrontar la vida desde Dios.

Hoy el Señor nos invita a descansar en Él, pongamos nuestra vida en sus manos, para que un corazón sencillo y agradecido vivamos nuestra vida con la mansedumbre de Dios.

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