Este domingo nos encontramos con el encuentro del Resucitado con los discípulos de Emaús. Un relato que comienza con una huida llena de tristeza, de miedo, de queja, de fracaso. Y termina con un regreso lleno de ilusión, de esperanza, de Vida. ¿Qué ha ocurrido en ese camino?
a) Dios se hace el encontradizo, los alcanza y les pregunta qué les roba la paz en el corazón. Es el Dios que sale a nuestro encuentro, abrámosle el corazón.
b) Y ese corazón ofuscado es iluminado por su Palabra. Jesucristo les enseña a descubrir en la Palabra de Dios el verdadero eco que tiene que resonar en sus corazones. Ojalá cada día este sea el eco de nuestra vida, porque así el corazón empieza a latir de esperanza, de ilusión, de vida.
c) De la Palabra de Dios a la Eucaristía; termina el encuentro partiendo el Pan. Que fortalece, que envía a la misión.
Nuestra vida puede pasar por momentos así, de querer huir, de tirar la toalla, depende de nosotros descubrir en quien descansa el corazón, en Dios que sale a nuestro encuentro con su Palabra y con su Vida. O encerrarnos en la tristeza. No tengamos miedo y dejémonos encontrar por Dios para que nuestra vida sea una resonancia de su Palabra y un reflejo del amor compartido en la Eucaristía.