La luz de la fe es la capacidad de iluminar toda la existencia del hombre. Una fe que nace del encuentro con el Dios vivo, que nos llama y nos revela su amor, un amor que nos precede y en el que nos podemos apoyar para estar seguros y construir la vida. Transformados por este amor, recibimos ojos nuevos, experimentamos que en Él hay una gran promesa de plenitud y se nos abre la mirada al futuro. La fe se presenta como luz en el sendero, que orienta nuestro camino.
Una fe que, como nos dice hoy el Señor en el Evangelio, invita a no tener miedo porque Él nos acompaña. Dios te ama y te necesita y quiere darte la vida eterna y constantemente busca eso para nosotros, porque Dios quiere que todos se salven y busquen esa paz que solo la puede dar Él. No tengas miedo, porque a pesar de todo lo que te toca enfrentar y pasar, Dios no te deja solo. Ponlo como el tesoro de tu corazón.