«Hacedlo todo para gloria de Dios» VI Domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo B, 2024)

¿Qué es lo que busco en mi vida, cuáles son los deseos de mi corazón? Hay que descubrir que el criterio decisivo de nuestras acciones tiene que ser: servir buscando la gloria de Dios en todo lo que hacemos. La gloria de Dios es la aguja de la brújula de nuestra conciencia. Y esto lo alcanzamos cuando tenemos la actitud del leproso.

Es una actitud de humildad y confianza, porque en ningún  momento exige ser curado de su enfermedad, sino que se presente desde la humildad y después se deja en manos de Dios. Y es el modo de presentarse ante Dios y ante los hermanos. Y así se nos muestra algo fundamental: el corazón de Cristo, que es el corazón de Dios Padre y nos enseña tres actitudes fundamentales para ser reflejo de la gloria de Dios:

a) Cercanía: Hagámonos cercanos los unos de los otros.

b) Compasión: Señor que nuestro corazón nunca se vuelva se frío.

c) Ternura: el Señor limpia nuestras lepras cada día: desánimo, egoísmo, frialdad, superficialidad. Nosotros tenemos la llamada de hacer lo mismo con los que pone Dios en nuestro camino. Y no olvidemos que si le damos la espalda al hermano se la damos a Cristo.

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