“Dios viene a sanarnos” (VI Domingo del Tiempo Ordinario)

En este domingo, sale al encuentro de Jesús, un leproso con una petición, ser sanado. Hay como tres momentos en el Evangelio de hoy, tres momentos que nos invitan también a situarnos de la misma manera.

  1. La invocación del enfermo: El leproso suplica a Jesús de rodillas y le dice: «si quieres, puedes limpiarme». Es una oración humilde y sencilla, solamente cuanto nos situamos desde esa humildad de reconocer que necesitamos nosotros ser curados, no mirar tanto a los demás. Y con sencillez y confianza de saber que solamente Dios nos puede curar, empieza también en nosotros ese milagro.
  2. La respuesta de Jesús, es la compasión. Y compasión es «padecer-con-el otro». El corazón de Cristo manifiesta la compasión paterna de Dios por aquel hombre, acercándose a él y tocándolo. La misericordia de Dios supera toda barrera y la mano de Jesús toca al leproso.
  3. Las consecuencias de la curación prodigiosa. El leproso curado, a pesar del mandato de Jesús, no oculta su alegría y pregona entusiasmado su cambio de vida, su nueva regeneración.   

Aquel leproso, descubrió quien le podía curar y se acercó sinceramente a Él. Descubramos quien puede limpiar esas lepras de nuestra vida: egoísmo, las indiferencias, las apatías, las fatigas, los miedos, las tristezas,… Para que con humildad le digamos: “Señor, si quieres puedes limpiarme”. Y así después compartamos la alegría de ser sanados en el alma con todos los que nos rodean.

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