Jesús nace como todos, y como todos lo hace en una familia y en un pueblo. En familia crece y se robustece, y en familia se llena de sabiduría y de la gracia de Dios. Nos enseña a descubrir con MAría y José la verdadera vestidura de la familia: EL AMOR DE DIOS.
Ninguna familia es perfecta, de portada de revista, pero la familia a pesar de sus imperfecciones es el principal lugar donde se nos enseña a peregrinar en la vida, hoy ese exilio forzoso a Egipto. Momento duro, muy difícil, de noche es la salida, acaba de ser Madre, pero tocaba partir, ellos no lo esperaban, pero hay situaciones que no dependen de nosotros y es ahí donde descubrimos lo importante que es para nuestras familias el caminar juntos para alcanzar una misma meta, aunque no sea en el mejor momento o lo que más nos apetece o deseemos. Pero sabemos que si ese caminar lo hacemos en común, a pesar de las dificultades que nos encontremos, de los momentos también de alegría y de consuelo, habrá merecido la pena, aunque el resultado no siempre sea el esperado, podremos decir estuvimos caminando juntos hasta el último día.