El tiempo de Pascua se acerca a su final y las lecturas ya aluden a la acción del Espíritu Santo. Jesús nos va preparando para el momento de la partida y que tenemos que aprender a descubrirlo presente en el caminar de nuestra vida, que sigue a nuestro lado, cercano y caminando con nosotros. Esta experiencia nace del encuentro con Dios.
Y descubrimos que Dios no nos ama porque en nosotros hay motivos para ser amados. Dios nos ama porque El mismo es amor, y el amor por su propia naturaleza tiende a difundirse, a darse. Dios no vincula su bondad a nuestra conversión: aunque ésta sea una consecuencia del Amor de Dios.
Esta experiencia del amor nos lleva a descubrir que el amor llama al amor, de un modo mucho más fuerte de cuanto el odio llama a la muerte. Hagamos de este tiempo, con la ayuda del Espíritu Santo, un tiempo donde dejamos los miedos de lado y nos ponemos a experimentar y compartir el amor de Dios con todos los que nos rodean.