El Señor nos llama por nuestro nombre, a recorrer un camino de felicidad, de alegría, de amor, de entrega incluso en los momentos de cruz y de dolor. Un camino que no recorremos solos. Sino con la Iglesia, haciendo comunidad, haciendo iglesia, viviendo en fraternidad con los que Dios nos ha puesto a nuestro lado.
Y para ello es fundamental que en la mochila de nuestra vida llevemos lo fundamental, que es la Palabra de Dios, la eucaristía, el perdón, el amor y la esperanza. Con una mochila cargada de Dios no nos faltará la fuerza y al gracia de seguir adelante.
E iremos haciendo el camino con esas tres actitudes fundamentales:
- Predicar: nuestra vida hablará de la alegría de Dios, será lo que exhale en cada momento
- Ungir: mostraremos la fuerza del Espíritu que es el que nos ayuda a seguir hacia adelante, incluso en los momentos de dificultad.
- Curar: iremos poniendo el bálsamo de la esperanza, de la ternura, del Señor, con aquellos que nos crucemos.