¿Qué es lo que busco en mi vida, cuáles son los deseos de mi corazón? Hay que descubrir que el criterio decisivo de nuestras acciones tiene que ser: servir buscando la gloria de Dios en todo lo que hacemos. La gloria de Dios es la aguja de la brújula de nuestra conciencia. Y esto lo alcanzamos cuando tenemos la actitud del leproso.
Es una actitud de humildad y confianza, porque en ningún momento exige ser curado de su enfermedad, sino que se presente desde la humildad y después se deja en manos de Dios. Y es el modo de presentarse ante Dios y ante los hermanos. Y así se nos muestra algo fundamental: el corazón de Cristo, que es el corazón de Dios Padre y nos enseña tres actitudes fundamentales para ser reflejo de la gloria de Dios:
a) Cercanía: Hagámonos cercanos los unos de los otros.
b) Compasión: Señor que nuestro corazón nunca se vuelva se frío.
c) Ternura: el Señor limpia nuestras lepras cada día: desánimo, egoísmo, frialdad, superficialidad. Nosotros tenemos la llamada de hacer lo mismo con los que pone Dios en nuestro camino. Y no olvidemos que si le damos la espalda al hermano se la damos a Cristo.