Hoy celebramos la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del universo, que cierra el año litúrgico. Vamos a descubrir donde no reina Dios en mi vida y pedirle ahí en esos lugares que sea Él quien reine como un pastor. Que sale a nuestro encuentro, que nos busca, nos cuida, nos libra.
Ese pastor nos invita a ser responsables de nuestras acciones. Y nos preguntará: “¿Has sido un poco pastor, como yo?”. “¿Has sido pastor mío, de mí, que estaba presente en esa gente necesitada, o has sido indiferente?”. No es simplemente hambre de pan de la que se trata; es de un hambre de amor. La desnudez no concierne sólo al vestido; la desnudez es también la falta de dignidad humana y de esta magnífica virtud como es la pureza, así como la falta de respeto unos hacia otros. Estar sin hogar, no es sólo no tener casa; estar sin hogar, también es ser rechazado, excluido, no amado.
Al final de nuestra vida seremos juzgados por el amor, es decir, por nuestro compromiso concreto de amar y servir a Jesús en nuestros hermanos más pequeños y necesitados.