Se nos invita este domingo a abrir los ojos ante la realidad, para ver que Jesús nos ha revelado que la verdadera felicidad que tan torpemente buscamos a veces en otras cosas está en el camino de las bienaventuranzas. Y se nos presentan los cuatro pilares de ese balcón:
«Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios».Una vida austera y despojada. De ese modo, nos convoca a compartir la vida de los más necesitados. Ser pobre en el corazón, esto es santidad.
«Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados». La verdadera felicidad se encuentra en conocer la voluntad de Dios para mi vida. Hambre de la voluntad de Dios.
«Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis». La persona que se deja traspasar por el dolor y llora en su corazón. Encuentra que la vida tiene sentido socorriendo al otro en su dolor, comprendiendo la angustia ajena, aliviando a los demás. Saber llorar con los demás, esto es santidad.
«Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo». No tener miedo a coger la cruz.
Cuatro pilares: sencillez, hambre de Dios, compasión y fortaleza. Este es el camino que se nos invita a recorrer, pidámosle al Señor que este sea el balcón en que cada amanecer queremos contemplar y construir nuestra vida.