En este domingo contemplamos el envío misionero. Nos recuerda que es Cristo quien nos envía, por consiguiente, la tarea es de Él. Y nos hace partícipes de una misión que es preciosa, llevar el Reino de Dios. Y hacerlo de una forma gratuita y en comunión (por eso de dos en dos), como Iglesia.
No hay que perder la perspectiva de ser llamados/enviados, porque evitaremos cualquier forma de contrapartida buscada en nuestro servicio a los demás. Y para empezar este viaje tenemos que preparar la maleta.
Una maleta que nos ayudará a afrontar la dificultad, para ello debe estar llena de: Fe, amor, misericordia, ternura, entrega, paciencia, generosidad, estar llena de Dios. Porque solamente así seremos capaces de no desanimarnos ante las dificultades de esta preciosa tarea.
Que este domingo lo aprovechemos renovando nuestra fe y así recordemos que esta misión es de Dios y que tenemos la suerte de participar en ella. De llevarle a todos los que nos rodean. Demos gracias a Dios que nos envía, que nos complica la vida para bien nuestro.