La pregunta que Jesús lanza a Marta, y nos hace a todos nosotros: ¿Creemos que Él es la vida? Completamos la partitura de Dios, con la nota de la vida. Cuando ponemos la nota de la fe, nace la esperanza, que me lleva a amar, siendo luz de Dios y dando vida a nuestro alrededor, esa es la música de Dios y tenemos que pedirle que sea la que siempre resuene en nuestro día a día.
Desde ahí nos adentramos en la experiencia de la casa de Betania. La casa de la amistad, acaba de morir Lázaro, pero antes de su fallecimiento, mandan un recado pidiendo a Jesús que se acerque. Es la oración, y a cambio silencio. ¡Cuántas veces lo invocamos y se calla! Son los caminos de Dios. En vez de buscar su voluntad, solemos responder con la decepción y el reproche, como Marta: “Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano…” ¿Qué hemos hecho Señor para merecer esto?, ¿Dónde está Dios en este momento?
Ahí viene la pregunta: “¿Crees tú esto?”, lo pregunta a cada uno de nosotros. Cuántas veces ponemos excusas para no mover las losas de nuestro corazón. Pidámosle al Señor que nos dé el don de quitar la piedra de nuestro corazón. Que resuene en nosotros esa Palabra de Dios que nos devuelve a vida allí donde hay muerte. No olvidemos que Dios no nos ha creado para la tumba, nos ha creado para la vida. Dejemos resonar en esta semana nuestro nombre en labios del Señor que nos invita a salir afuera a no quedarnos en nuestros sepulcros. No hay nada que el Señor no pueda sanar.