«Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre» XX Domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo c, 2024)

Estamos en la última catequesis del Señor, sobre el significado de la eucaristía. Que nos recuerda el sentido de comulgar. Jesús se identifica con ese pan partido y compartido. Porque la finalidad de la Eucaristía: que nosotros podamos convertirnos en una sola una cosa con Él.

La comunión es asimilación: comiéndole a Él, nos hacemos como Él. Pero esto requiere nuestro «sí», nuestra adhesión de fe. Desea “habitar”, vivir en nosotros el mismo Dios, que muchas veces lo buscamos por muchos sitios, sale a nuestro encuentro, toma la iniciativa para encontrarse con nosotros. Así la eucaristía nos moldea para que no vivamos solo por nosotros mismos, sino por el Señor y por los hermanos. Cuando recibimos la comunión asumimos la vida misma de Dios.

Si dejamos que el Señor “habite” en nosotros.  Descubrimos que Jesús no vino a este mundo para dar algo, sino para darse a sí mismo, su vida, ser pan partido de Dios para los demás.  Y aprender que la medida del amor de Dios es amar sin medida; y siguiendo a Jesús, nosotros, con la Eucaristía, hacemos de nuestra vida un don.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.