Se nos presenta en este domingo la parábola de las diez vírgenes: 5 necias y 5 prudentes. Nos recuerda que debemos permanecer listos para el encuentro con Él. No significa solamente no dormir, sino estar preparados. Lo que se nos pide es que estemos preparados al encuentro , que significa saber ver los signos de su presencia, tener viva nuestra fe, con la oración, con los Sacramentos, estar vigilantes para no adormecernos, para no olvidarnos de Dios. Por eso hay que pedir la sabiduría de descubrir a Dios presente en nuestra vida.
Y sabiduría para mantener encendidas las lámparas. Es una responsabilidad nuestra, así lo muestra el final del evangelio, que las otras no le presten aceite no es signo de egoísmo sino de responsabilidad. Y que el Señor cuando llegue les diga que no las conoce. Lo que ocurre es que ellas le cerraron la puerta hace tiempo, porque no olvidemos que Dios siempre está a la puerta llamando, para entrar, si le dejamos. Pero si nos encerramos en nosotros mismos, en nuestras historias, egoísmos, intereses, no le dejamos que Él entre y nos “conozca”.
Hoy en este día de la Iglesia diocesana, es un momento precioso para pedirle al Señor que nos dé la sabiduría de abrir la puerta de nuestra vida al Señor, para que nos enseñe a llenar la alcuza de nuestro corazón de él, y así siempre estemos dispuestos a alumbrar en nuestra vida con la llama de la fe en gestos de amor concretos.