Una llamada de Dios que nace de un corazón compasivo, el cual nos envía a proclamar el reino de Dios. Así que en este domingo se nos puede presentar tres ideas:
Compasión: Al ver a las muchedumbres, sintió compasión. Es la Iglesia madre, como una madre que acaricia a sus hijos con compasión. Una Iglesia que tenga un corazón sin límites,una iglesia que no se vuelve fría, ni se acostumbra al dolor. Una iglesia que tiene la mirada dulce de Jesús.
Y desde esa mirada compasiva Dios nos llama por nuestro nombre como a los apóstoles, y nos llama para estar a su lado. No hay mayor alegría que responder a esta llamada en lo concreto y sencillo. Llamados pero no para encerrarnos sino que somos enviados para construir el reino de Dios en lo concreto de nuestra vida. No pongamos excusas a esta llamada que el Señor nos hace a ser a proclamar el reino de Dios en todo momento.