En este segundo domingo de adviento seguimos preparando nuestro corazón por medio de San Juan, el primo de Jesús. Él se dedicará a denunciar el mal que existe y anunciar el bien que llegará para liberarnos a todos. Con el bautismo muestra el amor de Dios y ayudaba a todos en el proceso de conversión.
Jesucristo con ese amor que transmite, desde el mismo pesebre que celebraremos, intentará transformar los corazones para que descubramos el Reino de Dios. Hoy nos toca a nosotros el responder al amor de Dios. A pocas semanas de celebrar el nacimiento del Señor, seguimos nuestro proceso de conversión personal y le pedimos que nos dé un corazón dispuesto a acogerlo y ser capaces de dar su luz al mundo.