Celebramos la Solemnidad de la Santísima Trinidad que nos recuerda que el amor es la señal concreta que manifiesta la fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. Un día que se nos invita, también a orar por la vida consagrada.
Un amor de Dios que no es superficial, sino que es cercano, que está siempre a nuestro lado, un amor que se manifiesta en un Dios que nos ama tanto que ha entregado a su propio Hijo por cada uno de nosotros, no para juzgar, sino para salvar. Y este amor continúa, gracias al Espíritu Santo, que nos hace entrar en la dinámica del amor trinitario. Pidamos la gracia al Señor que nuestro dinamismo sea el del amor sin límites.
suscinto y nuclear, que es lo bueno. Gracias