Es un momento de crisis, ante el discurso que hemos ido escuchando estos días: Cristo, pan de vida. Y nosotros llamados a vivir una vida siendo alimento de Dios para los demás. Eso provoca en algunos una crisis. Porque buscan un Dios a su medida, que no les cree exigencia, y cuando aparece esa exigencia, ese dar, se suele decir: “esto no me gusta”, “ya no lo siento igual”,… (miles de excusas).
Por eso, el Señor hoy nos pregunta directamente: «¿También vosotros queréis marcharos?» Un momento de crisis es un momento de elección, es un momento que nos pone frente a las decisiones que tenemos que tomar: todos hemos tenido y tendremos momentos de crisis en nuestra vida. ¿Cómo reacciono ante las crisis? (huyo, me escondo,…)
Respondamos hoy y cada día como Pedro: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna». Ir con Jesús, sin temor, por el camino que Él indica. Con fe, porque la fe es un regalo, que llena de gozo, de alegría y esperanza nuestra vida. En él está la vida. Es el momento de confiar y lanzarnos al plan de Dios que es el único que llena de felicidad.