En el evangelio de este domingo vemos que se presentan 10 leprosos ante el Señor para que los sane. Cuando en el Evangelio se habla de la lepra, no sólo es una enfermedad física, sino también una enfermedad moral que destruye nuestra sociedad. La lepra se hace presente en nuestra sociedad cada vez que nuestro sistema ha permitido la corrupción, la injusticia, la desigualdad, los abusos…
Los leprosos del evangelio se acercan al Señor pidiendo no la salud, sino la misericordia. Es interesante lo que sucede, el Señor los envía donde el sacerdote para que constatara la curación. Y en el camino todos quedan curados, pero será uno solo, un samaritano extranjero, el que regresa a dar gloria a Dios por lo sucedido.
Aquí está el centro del evangelio de hoy: dar gloria a Dios con un corazón agradecido. El camino que Cristo nos invita a recorrer, que es el del Evangelio, nos ira transformando y curando. Este nos va humanizando y transformando en personas bellas y buenas. Nuestro mundo necesita de esta belleza y bondad. Pidamos al Señor la curación de nuestras enfermedades, y especialmente un corazón agradecido por tanta bondad y misericordia.