«Si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera» (…) «Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar»
Seguimos en este tiempo de Cuaresma, como camino de Santidad, hoy el Señor nos invita a la conversión en la paciencia y mansedumbre. Convertirse es volver el corazón a Dios, es descubrir que muchas veces sin querer nos vamos alejando de Dios, poco a poco y necesitamos que nuestro corazón se vuelva a Dios, redescubrir la mirada de Dios, que no nos condena, sino que nos mira con ternura y sufre cuando ve que nos alejamos de la verdadera paz. Desde una paciencia y mansedumbre infinita la que Dios tiene con nosotros, no desaprovechemos esta oportunidad.