Estas son las primeras palabras que Jesús pronuncia ante la multitud. Lo primero que necesitamos es descubrir a un Dios que nos llama cada día, y para descubrir su llamada necesitamos tener su espíritu de conversión. Pero, ¿para qué nos llama?
Nos llama para seguirle, y cuando uno va “pos de Él”, es decir, siguiendo sus pasos (su forma de vivir, de sentir, de mirar, de hablar, de orar,…). Uno empieza saber aprender a vivir la vida, incluso en los momentos de dificultad, y va descubriendo esa Buena Noticia que quiere, Dios, hacer resonar en nosotros.
Y para eso nos llama el Señor, para ser palabra suya en medio del mundo que nos ha tocado vivir, en el hoy. Y debemos dejar todo aquello que no permite que esta Palabra de Dios haga eco en nuestra vida. Despojarnos de nuestros esquemas, de nuestros planteamientos, para descubrir que no hay mejor camino que seguir al Señor.