Ésta frase nos recuerda el testamento de Jesús, es un testamento liberador, que no provoca cargas. Porque el amor de Dios libera, nos llena de la paz que el mundo no nos puede dar, que solo Dios da.
Hoy demos gracias al Señor por dejarnos como testamento la eucaristía, un testamento vivo, que si queremos podemos hacer nuestro y descubrir que eso es lo que estamos llamados a dejar a todos los que nos rodean.