Esta respuesta de Pedro nace a una pregunta del Señor, que nos lanza a todos nosotros. Y no valen las repuesta prefabricadas. Sino una respuesta que brota del corazón, nos servirá para descubrir el nivel de relación personal con DIos y si está puesto en el centro de nuestra vida. .
Eso no quita que nos surja el miedo y la dificultad como le pasa a los discípulos y a Pedro en concreto, que después del acto de fe, le cuesta admitir el camino que Dios ha elegido para mostrar el amor generoso y entregado. Por eso quiere cambiar el plan de Dios, no le entra ese modo de ir a Jerusalén.
Porque la profesión de fe en Jesucristo no se detiene ante las palabras, sino que requiere ser autenticado por elecciones y acciones concretas, por una vida marcada por el amor de Dios y del prójimo. Por una vida grande, por una vida llena de amor al prójimo. Jesús mismo dice que para seguirlo, para ser sus discípulos, hay que negarse a sí mismo, o sea renunciar a las pretensiones del orgullo propio, egoísta y tomar la propia cruz.