Vamos a Galilea a vivir la experiencia del Resucitado. Porque así empezamos a vivir las primeras palabras de Jesucristo Resucitado: «La paz con vosotros». Trae la auténtica paz. Sus discípulos eran los primeros que necesitaban esta paz, porque después de la captura y la condena a muerte del Maestro, habían caído en el desamparo y el miedo. Jesús se presenta vivo en medio de ellos y mostrando sus llagas. Es la paz de poder mirar las llagas de Dios, tus propias llagas y estar tan lleno de Dios,que no hay reproches, ni dolor, sino solamente paz, esta es la experiencia del Resucitado.
Porque lo contrario nos cierra las puertas, con nuestros miedos, con nuestros enfados, con nuestras desesperanzas, pero el Señor siempre quiere romper los cerrojos de nuestro corazón. Y
Escuchemos como hoy el Señor en medio de nuestra vida nos dice y nos trae la: “Paz”. Dejemos que esa paz lo inunde todo, rompa nuestras cadenas, nuestros cerrojos, cure nuestras llagas. Para que así, seamos esa paz de Dios para los demás. Porque de nuestra vida solamente brota misericordia de Dios.