Celebramos la Solemnidad de la venida del Espíritu Santo, un momento precioso para descubrir que acción tiene el Espíritu de Dios en nuestra vida. Y el Espíritu nos da primeramente el:
Don de la paz: el Señor sabe que los miedos son nuestros enemigos cotidianos. Pero en la Pascua Jesús venció a la muerte. Por tanto, nadie puede decirnos de forma más convincente: «No temas”, “no tener miedo”. Yo estoy contigo.
Don de la unidad: muchas veces recalcamos nuestras discrepancias, lo que no nos une, esas grietas que hay en el puente. Pero si hace algo el Espíritu es descubrir que esas grietas se pueden tapar, cuando lo ponemos a Él de protagonista. Si Cristo es el centro de la vida.
Don de lenguas: el don de lenguas, no es decir muchas cosas, ni que no se entiendan, ni inventarse historias o realidades. El don de lenguas es que todos comprendan que el único lenguaje es el del amor, el de la misericordia, el partir tu pan con el hambriento, en vestir al desnudo.
Y así, somos enviados: a llevar esta Buena Noticia, ungidos por su Espíritu para que la vida que nos mueva sea siempre la de los criterios de Dios: paz, unidad y lenguaje de amor.