¡Ya queda muy poco para el nacimiento de Jesús! Nuestra preparación y conversión entran en la recta final del adviento. Hoy ya abriendo el corazón al Señor. Y un ejemplo de ello lo encontramos en San José; con él podemos valorar el silencio profundo donde nos habla Dios, para desbordarnos misteriosamente.
San José al igual que nosotros tiene dudas, tiene debilidades. Pero nos enseña algo muy importante: la necesidad real que tenemos de fiarnos de Dios. Cuando lo haces se desarrolla tu fe y, como le ocurre a San José, seremos capaces de ayudar a traer a Dios, y así hacer un mundo mejor.
Al acercarnos en estos días de Navidad al portal de Belén, aferrémonos a José y a María, e intensifiquemos nuestra conversión y nuestra fe.