Tenemos este domingo, esta escena que a veces, se ha presentado como dos estilos de vida: actividad y contemplación. Pero es un error. Sino lo que nos recuerda que tenemos que poner en el centro al Señor. Y que solamente se podrá servir al modo de Dios, cuando nos hemos dejado mirar por Dios previamente.
Marta es una de esas mujeres fuertes, capaz incluso de regañar al Señor por no haber estado presente en la muerte de su hermano Lázaro. Sabe adelantarse, es valiente, pero le falta contemplación, es incapaz de perder el tiempo mirando al Señor. Hay personas que no tienen tiempo ni para los hijos, ni siquiera para jugar con sus hijos, no tengo tiempo de rezar: y eso es malo. “Tengo tanto que hacer, estoy ocupadísimo…”. Esa religión que es el “ocupacionismo”.
Eso hace que esa tarea esté realizándola enfadado o quejándose. Pero que se nos olvida, como debe empezar el día. Poner la mirada fija en el Señor. «Esta es la mejor parte», porque María escuchaba al Señor y oraba con su corazón. Y el Señor un poco nos dice: «La primera tarea en la vida es esto: la oración». Ella miraba el Señor porque le tocaba el corazón y de ahí, de la inspiración del Señor, es de donde viene el trabajo que se debe hacer luego .