No hay mayor alegría en esta vida que tener un corazón agradecido. Es tanto el agradecimiento que hemos de tener a nuestros mayores, y no ser tibios en manifestarlo, que es imposible recopilarlo uniendo letras. Solo con nuestra vida, llena de tiempos con ellos; de caricias y gestos que acerquen corazones, a pesar del dichoso «bicho»; de tomarlos en serio y hacerles ver su gran protagonismo en nuestra sociedad… Todo eso, escrito con nuestra propia vida puede reflejar el amor que les tenemos. Esta jornada debe conseguir una gran sonrisa, de cada corazón, por sus abuelos y mayores. La sonrisa no tiene edad, ni para el que la da ni para el que la recibe