«La inquietud del amor de Dios» (V Domingo de Pascua, Ciclo c, 2025)

Para permanecer en el amor hay que dejarse envolver por el amor de Dios, a veces, esperamos tener la emoción o el sentimiento para amar, y no funciona así, hay que dejar que el amor de Dios envuelva tu vida, así la fuente del amor, es Cristo y no nuestras apetencias o deseos.

Y eso nos ayudará a algo muy importante a buscar en ese amor la gloria de Dios, no nuestra gloria. Porque hay que pedirle al Señor un corazón inquieto para amar, un corazón que no se conforma con el mínimo, que quiere ser en medio del mundo esa señal de Dios.

Porque no hay mejor señal que una Iglesia que brilla ese amor de Dios, esa esperanza, en este año jubilar, ese ponerse en camino, ese llevar a Dios a habitar en medio del mundo, para que así descubramos que no hay otro camino que el amar.

Y ese el modo de Dios y tiene que ser nuestro modo de amar. Pensemos este domingo donde estamos llamados a ser esa señal de amor de Dios, ese faro de esperanza, esa sonrisa, esa palabra amable, ese rostro de la gloria de Dios.

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