Una libertad que conlleva desprenderse de todo aquello que nos ata, como dice el evangelio, hay que dejarlo todo por Él. No se puede seguir al Señor con las manos llenas, con maletas pesadas.
Porque a veces, nos creemos libres, pero no nos damos cuenta de todas las esclavitudes que hay en nuestra vida. De todo aquello que nos ata, de tal manera que no permite caminar. Hay que pedirle hoy al Señor que nos dé un corazón desprendido, un corazón que mira hacia adelante. Que agradece el pasado, vive el presente pero mira al futuro.